Es bueno recordar que la esterilidad no es la imposibilidad de tener hijos, sino la imposibilidad de concebir. Las causas de un elevado número de abortos espontáneos y de infertilidad femenina se encuentran, en la mayoría de los casos, en malformaciones congénitas. Por malformaciones congénitas entendemos aquellas malformaciones, visibles o no, presentes desde el nacimiento como consecuencia de un proceso de formación incorrecto o anómalo ocurrido durante la gestación. Las malformaciones más frecuentes, por así decirlo ya que afectan sólo al 0,1% de las mujeres, son las que afectan al útero y la vagina. El útero y la vagina, en fase embrionaria, son dobles, puede parecer extraño, pero esto depende de dos estructuras, los cuernos de Müller. Estos "dobles" que al principio se sitúan a la altura de los riñones, descienden lentamente hacia la vulva hasta acercarse. Inicialmente separados por una membrana, tienden a fusionarse lentamente hasta que la membrana se reabsorbe por completo, una vez completada esta reabsorción, se forman una cavidad uterina, una vagina, dos trompas y dos ovarios. El punto crucial es precisamente este, si algo sale mal durante la fase de reabsorción se generan esas malformaciones mencionadas anteriormente. El útero tiene defectos, según la extensión de estos defectos es posible identificar diferentes tipos de anomalías:
- Útero bicorne : la fusión de los dos cuerpos de Müller no es completa, se han formado una vagina y un cuello uterino, pero sí una doble cavidad uterina separada por una membrana interna. La concepción es posible, sin embargo son frecuentes los partos prematuros o los abortos espontáneos provocados por una menor elasticidad del útero.
- Útero de unicornio : la presencia de un solo cuerno conduce a una fusión fallida, los abortos espontáneos son muy frecuentes y pueden encontrarse incluso en embarazos avanzados. Luego hay casos en los que el cuerno no está conectado a una trompa y a un ovario funcional, las posibilidades de concepción son muy bajas o nulas.
- Útero septal : una vez producida la fusión, una membrana fibrosa, llamada tabique, permanece en el interior del útero, aquí el embrión suele tender a anidar. La anomalía se puede eliminar con cirugía de histeroscopia.
Más extendida está la endometriosis, una sobreabundancia de tejido uterino, el endometrio, que tiende a crecer fuera de su sitio normal. Las hormonas secretadas suelen provocar dificultades en la concepción; si esto ocurre, es posible que el embrión no pueda implantarse en un entorno poco acogedor. También se ponen en duda los miomas, nódulos de tejido fibroso o muscular que se localizan en distintos puntos del aparato reproductor impidiendo su correcto funcionamiento. El diagnóstico de estas disfunciones se da mediante pruebas adecuadas, además de un examen ginecológico interno, es buena idea realizar una ecografía transvaginal, con una sonda ultrasónica que permite estudiar el sistema reproductivo a nivel estructural. Otra forma es la Sonohisterografía, a través de un medio de contraste inyectado en la vagina se puede observar la cavidad uterina, que al llegar al líquido permite analizar el endometrio y posibles residuos de los cuernos de Müller. En general, las consecuencias de lo dicho hasta ahora se pueden sortear recurriendo a diversos tipos de intervenciones quirúrgicas, a realizar en un hospital de día, con total confidencialidad y sin traumatismos para la mujer.
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